Ganadería regenerativa, una alternativa para aumentar la biodiversidad en la producción de alimentos
El académico de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal, Rafael Larraín, ha estudiado una serie de herramientas que enriquecen los suelos y son más amigables y responsables con los servicios ecosistémicos. En entrevista con Radio Agricultura, el académico abordó estos principios en el desafiante contexto que enfrentamos. Aquí recogemos esta conversación.
No es novedad que la ganadería está recibiendo cada día más críticas desde sectores muy visibles de la sociedad. Gran parte de ellas se originan en problemas relacionados con su impacto ambiental, incluyendo emisiones de gases con efecto invernadero, erosión de suelos y contaminación de aguas superficiales y subterráneas. Existe una fuerte demanda de la sociedad por producir en forma mucho más sustentable, pero con el concepto que implica no perder la capacidad actual de producción, lo que resulta crucial al considerar que al 2050 será necesario, por ejemplo, alimentar a nueve mil 800 millones de personas.
Por esto es indispensable empezar a implementar lo que conocemos como ganadería regenerativa, un sistema de principios y prácticas que enriquece los suelos y aumenta la biodiversidad y la provisión de servicios ecosistémicos.
En general, la agricultura convencional, la agricultura que se desarrolla desde los años 50 o 60 con la revolución verde, es una agricultura que favorece el monocultivo y simplifica mucho los sistemas, lo que los vuelve muy inestables. La ganadería regenerativa, en cambio, busca volver a sistemas más diversos. Los denominados servicios ecosistémicos se van estimulando y aprovechamos la nutrición para las plantas, protección contra plagas, insectos, etc., que proveen naturalmente los ecosistemas.
Las críticas a la ganadería tradicional
La ganadería, especialmente la ganadería de rumiantes (vacas, ovejas, cabras) emite bastantes gases de efecto invernadero, principalmente en la forma de metano. Sin embargo, las estimaciones de emisión normalmente no están mirando qué es lo que pasa en el suelo. Una ganadería relativamente bien hecha, incluso convencional, puede estar captando una cantidad importante de dióxido de carbono.
Si se tiene en cuenta la ecuación completa, cuando hacemos el balance, especialmente en los sistemas regenerativos, el resultado puede ser incluso negativo, es decir, se capta más CO2 equivalente que el que se genera. ¿Cómo? Este método favorece los manejos que permiten que las plantas, a través de fotosíntesis, absorban este CO2 y se reincorpore al suelo como materia orgánica.
La agricultura regenerativa combina diversas herramientas, algunas de las cuales también son utilizadas en el modelo convencional, las reúne y potencia. El efecto final es que enriquecemos el suelo con materia orgánica, lo que nos permite captar carbono, pero además nos permite mejorar la fertilidad, la capacidad de retención de agua y la actividad de otros procesos del ecosistema que terminan favoreciendo la producción.
Una de las estrategias usadas es mantener los suelos lo más cubiertos posible. En particular el barbecho (la práctica de dejar un terreno arado o rastreado por periodos largos a la espera de una siembra) genera pérdida de materia orgánica por respiración microbiana, la lluvia de climas mediterráneos como el de Chile genera encostramiento, escurrimiento superficial y pérdida de suelo. En agricultura regenerativa hacemos un cultivo invernal, como la avena, pero tratamos de hacerlo mucho más diverso, acompañado, por ejemplo, de cebada, con arveja forrajera, con trébol rosado y con rábano picante, entre otras. Todas estas especies cumplen distintas funciones, no están elegidas al azar, y permiten mejorar el suelo, así como generar los hábitats para los insectos que después sirven para controlar plagas, entre otros beneficios.
El rol de los animales
En las últimas décadas la agricultura y la ganadería han tendido a separarse, mucha gente que trabajaba con rotaciones de cultivos pasaba animales por los rastrojos, pero eso se ha ido perdiendo. Sin embargo, la ganadería y la agricultura van de la mano y los animales tienen un rol muy importante desde el punto de vista de reciclar nutrientes, ya que, cuando estos pastorean reintroducen los nutrientes del guano y la orina al suelo, el que queda disponible para las plantas y todo el ecosistema que reside sobre y bajo él.
Debemos recordar que el suelo no es un montón de terrones en donde se afirman raíces y se pone agua y fertilizantes. El suelo es un ecosistema completo y complejo, que está lleno de raíces, de bacterias, de hongos, de protozoos, de nematodos y otros organismos que interactúan y generan una red trófica en él. Ésta red es la que permite que finalmente las plantas se nutran y nosotros podamos producir desde ahí. Los animales en la superficie aportan por ejemplo con nitrógeno, otros minerales y materia orgánica desde las bostas y la orina. También por efecto del pisoteo permiten que los residuos vegetales queden en contacto con el suelo y se descompongan, cubran semillas, etc.
Impacto y evidencia
En Chile estamos empezando un proyecto FIA que nos permitirá medir el impacto de estas medidas. Comenzamos en la primavera pasada y ya contamos con muchas muestras tomadas, pero, ante los eventos actuales aún no hemos podido realizar los análisis. A nivel internacional, sin embargo, sí hay experiencia que ya demuestran tasas de captura de carbono en el suelo muy interesantes. En algunos casos, incluso se ha identificado que es posible duplicar la cantidad de materia orgánica del suelo en un lapso de cinco años aproximadamente, lo que tiene múltiples beneficios ambientales y productivos, como mejorar fertilidad, infiltración y retención de agua.
Esos trabajos también muestran aumentos en la capacidad de intercambio de cationes, que nos da una pista de una mayor capacidad del suelo de entregar nutrientes a las plantas. Esto, sumado a la capacidad de retener humedad, permite que la temporada de crecimiento se alargue. También muestran cambios en la composición de las praderas, en la que se observa un aumento en la riqueza y abundancia de especies. Esta es todavía un área relativamente nueva desde el punto de vista de la ciencia o la academia, pero existen bastantes trabajos que corroboran su efectividad. Con el proyecto FIA estudiaremos estas prácticas para ajustarlas a la realidad del país.
En términos de beneficios para el productor, el uso de este tipo de ganadería o agricultura normalmente reduce la necesidad de insumos. Empezamos a reemplazar cosas que normalmente comprábamos y aplicábamos; empezamos a reducir el número de labores y empezamos a cambiar otras, por lo que la productividad puede mantenerse y muchas veces incluso puede aumentarse. Para poder hacer estos cambios es necesario capacitarse, aprender, tanto para la implementación de conocimientos o prácticas nuevas como para entender el proceso de transición y generar las condiciones para que los procesos naturales funcionen adecuadamente.
Sitio de aprendizaje
El Proyecto FIA que se lleva a cabo en Pirque implementa muchas de estas prácticas con el objetivo de que posteriormente se puedan exhibir y compartir sus resultados con comunidades y agricultores. Muchas de las actividades de este proyecto tienen que ver con cursos de capacitación y días de campo. En la medida que avanzamos podremos mostrar la productividad, como varió, si bajaron los costos, etc. y, por lo tanto, ser un lugar para que las personas puedan ver cómo funcionan estas prácticas y cuáles son los efectos que tienen en el suelo, en el campo, los recursos, etcétera.
El proyecto está pensado para implementarse en una escala pequeña y mediana. Nosotros, por ejemplo, tenemos en total 8 hectáreas agrícolas en las que estamos trabajando así. Lo decidimos así justamente para que sea aplicable tanto en situaciones de productores pequeños, como para medianos y eventualmente, también grandes.
No hay ninguna limitación para que estas prácticas las pueda adoptar cualquier persona. No requieren grandes inversiones. El mayor gasto que requieren es la capacitación de las personas: muchas veces la mayor dificultad es cambiar la forma de pensar, cambiar un poco la forma de hacer las cosas. Pero no hay grandes limitaciones estructurales para poder implementar en forma masiva estas prácticas.
El interés ha crecido mucho en los últimos dos o tres años. Regeneración es un término que hace tres años no escuchábamos y ahora se escucha con bastante frecuencia. Esta es sin duda una ruta que podemos seguir para que la ganadería en Chile sea una ganadería competitiva y además sea una ganadería ambiental y socialmente más responsables.