Llama la atención que en el debate actual acerca de las posibles repercusiones de la caída del dólar no se enfaticen las repercusiones sociales que ello acarrea. Sobretodo considerando que hay estudios recientes en Chile que proporcionan una base empírica sólida para su análisis. Los planteamientos se han centrado en la pérdida de competitividad del sector agroexportador y del que compite con importaciones (agricultura tradicional) a consecuencia de este fenómeno, lo que estaría induciendo una caída en la inversión privada. Es lógico que este impacto en rentabilidad e inversión sea lo primero a plantear.