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El impulso comercial del sello de origen en Chile: La protección del patrimonio agroalimentario que se promueve desde la UC

Desde el aceite de oliva del Valle del Huasco, hasta la papaya de La Serena y el Limón de Pica, estos son los productos relacionados a la industria agroalimentaria nacional que, desde la Pontificia Universidad Católica y el Departamento de Economía Agraria de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal, se han animado a potenciar, en su certificación frente a Inapi, como productos agroalimentarios únicos en el mundo y proteger sus características frente a la competencia desleal del mercado.

A 2023, Chile sigue sumando marcas registradas a las más de 350 mil que existen gracias a la aprobación del Instituto Nacional de Propiedad Industrial. Donde, dentro de ellas, solo 41 corresponden a productos, oficios y manufacturas se encuentran registradas y certificadas con el programa "Sello de Origen" (2012), y de estos, alrededor de 30 se encuentran ligados al patrimonio agroalimentario de Chile.

Hoy, desde el Departamento de Economía Agraria de la UC, el académico Luis Gustavo Díaz se ha unido a la misión de seguir reuniendo productos para la certificación de este programa. Esto, con el objetivo de seguir fortaleciendo el patrimonio agroalimentario nacional y lograr un mejor posicionamiento comercial en Chile y en el extranjero.

Por parte del Instituto Nacional de Propiedad Intelectual (Inapi) reconocen que el programa ha experimentado un "salto cuantitativo" desde su lanzamiento, y que uno de los mayores logros que ha conseguido es que "hoy, los consumidores consideran y evalúan el origen de los productos, la historia y la tradición como variables importantes al momento de enfrentar la decisión de compra, sobre todo en las categorías de nicho", dice Loreto Bresky, Directora Nacional del Instituto Nacional de Propiedad Industrial de Chile (INAPI).

Sin embargo, según Díaz, el principal desafío que existe en Chile con los productos con alguna de las insignias del sello de origen es la carencia de una orientación comercial concreta frente a la certificación. Panorama que, sí se implementara, beneficiaria al fortalecimiento del patrimonio nacional ligado a lo agroalimentario, como es el caso de la AOC/DOC (Appellation d'Origine Contrôlée - Denominación de Origen Controlada), que se aplica y rige en Europa.

"El patrimonio agroalimentario que tenemos en Chile nos da una identidad construida en base a la tradición y territorio. Sin embargo, hoy tenemos que buscar la manera de convertir esta oportunidad en un negocio rentable para los productores", señala el académico.

De esta manera, a pesar de que el sello entrega la validación de que un producto es único y propio de una localidad o una comunidad (lo que significa un gran paso), se necesita que este cumpla con ciertas cualidades excepcionales, en su composición, historia, producción y mercadotecnia. Esto, para fortalecer la preferencia del cliente por comprar productos certificados, que existe hoy, y, al mismo tiempo, la rentabilidad para el productor en su negocio.

"El productor debe ver resultados concretos en sus ventas, para que se pueda mantener y seguir desarrollando", dice Díaz.

Para esto, desde Inapi señalan que, actualmente, el programa "Sello de Origen" ha diseñado cursos de capacitación enfocados en la entrada al mercado de los productores, con asesorías y mesas de trabajo desde Putre a Aysén, para desarrollar una visión estratégica territorial, que genere un impacto cultural y económico en las distintas localidades.

"Los emprendedores ven el sistema de propiedad industrial como una herramienta útil y valiosa para diferenciarse en el mercado y aumentar su competitividad, que es justamente el objetivo de esta iniciativa", afirma la Directora Nacional de Inapi.

En esta misma línea, gracias al resguardo y la valorización de existe del patrimonio agroalimentario nacional, a raíz de este programa, Lus Gustavo Díaz se suma a las motivaciones por seguir fortaleciendo la Denominación de Origen (D.O) y se encuentra realizando talleres y charlas a los productores de Picá y La Serena, para consolidar el mercado del limón y conseguir la certificación de la papaya en la quinta región. Además de cumplir con un rol directivo dentro del Comité de Administración de la D.O con el aceite de oliva del Valle del Huasco, certificado en 2019.