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María Elena y Nancy: Las primeras mujeres agrónomas de la Facultad

Para conmemorar el Día Internacional de la Mujer trabajadora, recuperamos el relato sobre las primeras estudiantes que ingresaron a nuestra Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal en 1955, sólo dos entre decenas de hombres. Pasaría tiempo para que la presencia femenina se volviera algo cotidiano en los salones de clases, pero hoy, 60 años después, nos enorgullece que la matrícula sea paritaria.

Quedan grandes desafíos para hacer de nuestra Facultad y Universidad espacios justos, seguros y equitativos, la invitación es a continuar trabajando juntos. A continuación, una anécdota del histórico ingreso femenino, en el recuerdo del académico Luis Pardo, el que fue publicado en la revista que conmemoró el centenario de la Facultad en 2004. El resto de la historia la siguen escribiendo las propias mujeres estudiantes, académicas, investigadoras, profesionales y funcionarias.

María Eliana Pérez y Nancy Ecclefield se convirtieron en las dos primeras mujeres tituladas en la Facultad, el año 1959.

Las primeras alumnas que llegaron a esta Escuela a hacer sus estudios agronómicos eran hijas de un Senador de la República y, como tal, pudo conseguir que el Sr. Rector autorizara dicho ingreso, pues las puertas de Agronomía estaban cerradas para el elemento femenino. Como los tiempos cambian, ahora estas puertas están totalmente abiertas a la juventud femenina.

Un Sr. Profesor de esta Escuela, padre de dos hijas, no había podido conseguir hasta ese año autorización de la Rectoría para que estudiaran en esta Escuela y, como era simplemente Profesor y no Senador de la República, la Rectoría le había dicho nones.

El ingreso de estas hijas del Senador provocó muchos comentarios en esta Escuela. El Sr. Pro Rector vino y se entrevistó con los alumnos del primer año, que serían sus compañeros. Les hizo ver la responsabilidad que les cabía, en el respeto y consideración dada que eran las primeras alumnas que ingresaban a esta Escuela y con las que tendrían que alternar. Los alumnos escucharon las advertencias del Sr. Pro Rector, como igualmente las amenazas de fuertes sanciones en caso de faltar el respeto a estas jóvenes que llegaban y que, por esos años, tenían fama de admitir únicamente a hijos de huasos brutos.

Los alumnos después de un tiempo de convivencia con las hijas del Senador las fueron conociendo hasta llegar a la siguiente conclusión que fue puesta en conocimiento del Sr. Rector, al cual aseguraron que las Srtas. Alumnas y compañeras serían tratadas con suma cortesía y jamás les faltarían al respeto.

(...) Cuando habían transcurrido unos seis mese de estudio, sucedió en la clase de Climatología a cargo del Prof. Sr. Erich Heilmeier K., el alumnado había escuchado muchas lecciones sobre heladas, lluvias, nubes, presión, hidrómetros, termómetros, etc. y, viendo que la clase se prolongaba -una vez más- más de lo conveniente, lanzó una de las alumnas un trozo de tiza al pizarrón para llamar la atención al Profesor para que terminara la clase, pero este trozo salió disparado con tan mala dirección que, en vez de ir a rematar en el pizarrón, fue a dar en pleno rostro del Profesor, el que encolerizó y apostrofó al alumnado, tratándolos de sujetos mal educados (...) y que las únicas personas decentes eran estas señoritas y salió furioso de la clase para ir a dar cuenta al Director de este desaguisado.

El Director se enfrentó a solas con el curso y quiso conocer al autor de esta hazaña y, grande fue su sorpresa, al saber que una de las alumnas era la autora. Con esto se creaba una situación muy delicada de solucionar. El Profesor pedía fuerte sanción para el causante de lo que consideraba un insulto a su persona y la autora, era nada menos que la hija de un Senador de la República.

Se inició un disimulado sumario, se sancionó a la autora con la pena de un mes de suspensión y luego todo siguió igual. Una vez reanudada la clase, el Profesor se mostró muy atento con las señoritas, seguramente por creerlas lo mejor del curso e ignoró si alguna vez supo que una de ellas era la autora de ese lapso.