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Columna de opinión: Si son tan malos, ¿por qué simplemente no dejamos de utilizar pesticidas en la agricultura?

Brenda Ipinza webPor Brenda Ipinza*
Doctorante de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal UC

*Columna de opinión desarrollada en el marco del curso "Comunicación de la Ciencia" impartido por la Dirección de Investigación y Postgrado.

La respuesta corta: no es tan simple volver a lo "natural”. Una de las causas del drástico aumento de la población desde la década de los 60 hasta hoy, está dado por la famosa revolución verde que trajo consigo numerosos avances en agricultura, como producir más del doble de lo que se producía en esos años. Mucha de esa “super producción” fue a causa de los temidos pesticidas.

En efecto, hoy los agricultores dependen fuertemente del uso de pesticidas para el control de un sinfín de plagas, pues es lo que han venido haciendo durante muchos años, a pesar de que se conocen cada vez más, los efectos adversos relacionados a su uso. Algunos de ellos son la producción de gases de efecto invernadero, daño en la capa de ozono, riesgos para la salud humana, pérdida de la biodiversidad, e incluso mortandad en insectos polinizadores.

Las plagas, además, no van a la baja, van en aumento. Es cosa de ver el caso del chinche del arce que llegó hace menos de tres años al país y ahora se encuentran individuos por todas partes. Las plagas ya presentes en Chile, se deben controlar con dosis cada vez mayores de pesticidas e incluso a veces a esas dosis mayores tampoco son capaces de controlarlas. Por otro lado, lo que no logra matar a las plagas, las hace más fuertes, por lo tanto, muchas de ellas son resistentes al uso de diversos compuestos pesticidas.

A nivel mundial, por lo mismo, existen esfuerzos por frenar la comercialización y uso de los pesticidas más dañinos para la salud y el medioambiente. Durante el 2022 la Unión Europea presentó una propuesta llamada SUR (regulación para el uso sustentable de pesticidas), que busca reducir en un 50% el uso y riesgo de pesticidas sintéticos. Este tipo de iniciativas se valoran profundamente, sin embargo, muchas veces resuena con un cierto retardo en su implementación, en comparación con el daño que sigue provocando el uso de pesticidas en la industria agrícola.

¿Qué queda entonces para un país agroexportador como Chile? En el país, también hay un compromiso con metas más sustentables en el agro y se han vetado varios productos de un alto contenido tóxico, sin embargo, queda mucho por recorrer y eso demanda la mejor de las disposiciones de quienes protagonizan esta industria. Esto considerando que el país aplica el doble de pesticidas por hectárea en comparación con los países OCDE, de acuerdo al informe CIPERChile, elaborado por los expertos María Cristina Diez, Ricardo Barra y Gladys Vidal en septiembre de 2021.

Peor aún, la autorización en Chile de compuestos prohibidos en Estados Unidos o la Unión Europea, deja en desconcierto el compromiso a la reducción del riesgo del uso de pesticidas lo que impactará a futuro las exportaciones nacionales.

En la actualidad contamos con muchas alternativas para lograr reducir el uso de pesticidas y muchas también se encuentran en etapa de desarrollo. En este sentido, uno de los conceptos que más se repiten es el Manejo Integrado de Plagas (MIP). Se basa en priorizar múltiples estrategias de control por sobre el uso de pesticidas químicos, conociendo profundamente la plaga de modo de dilucidar los mejores momentos, prácticas y tipo de control a ocupar. Y cuando no se tiene otra opción, dar el paso a productos químicos con los menores efectos adversos al medio ambiente.

El camino por recorrer es amplio y debemos valernos de todas las herramientas disponibles para el camino hacia una agricultura sustentable y amigable con el medio ambiente. El profundo conocimiento de la biología de los individuos y dentro de la ecología, las interacciones con el medio, es clave para desarrollar alternativas al uso tradicional de pesticidas. Nos queda continuar especializándonos y acelerar el paso en normativas que velen por una sanidad vegetal sustentable.