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Juliana Vianna en Instituto Milenio BASE: Investigación antártica con perspectiva interdisciplinaria, internacional y femenina

Juliana Vianna en una de las campañas antárticas para el estudio del genóma de pingüinos.La investigadora y académica de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal UC forma parte del Instituto Milenio de Biodiversidad Antártica y Ecosistemas Subantárticos (BASE). El centro de excelencia científica no sólo velará por la conservación de la biodiversidad del continente blanco ante el cambio climático, sino también por la equidad de género en la formación de las próximas y próximos líderes de conocimiento en el área.

En el último año, la investigadora Juliana Vianna ha sumado -por mencionar sólo algunos hitos- una publicación sobre el origen de los pingüinos en la prestigiosa revista PNAS, la adjudicación de un Fondecyt y, ahora, de un centro con financiamiento basal para centros científicos y tecnológicos de excelencia ANID.

La académica es parte del Instituto Milenio de Biodiversidad Antártica y Ecosistemas Subantárticos (BASE), dirigido por Elie Poulin de la Universidad de Chile. Un proyecto de continuidad del Anillo “Genomics Antartic Biodiversity”, y que se centraba principalmente en la genómica, en los organismos antárticos y algunos subantárticos, enfocado en aspectos más evolutivos, sobre adaptación y diferencias poblacionales de la fauna nativa.

BASE continuará esa línea -observando efectos de los cambios climáticos pasados, efectos de la conectividad entre las poblaciones antárticas y subantárticas-, para comprender los cambios en la distribución de las especies endémicas, pero además analizará especies introducidas y su potencial de invasión a la Antártica producto del cambio climático.

Trabajarán estudiando desde microorganismos, artrópodos terrestres y peces hasta grandes vertebrados, como ballenas, pasando por los pingüinos que analiza la académica hace ya una década. “Expandimos aún más el proyecto para llegar a la aplicación de nuestros resultados para la conservación de la biodiversidad antártica y subantártica”, señaló Vianna.

A largo plazo, el Instituto podrá crear grandes bases de datos sobre caracterización, fisiología, genómica y distribución de las especies. Toda esta información permitirá aplicar los resultados a la conservación a través de investigadores que participan directamente en cumbres internacionales, como la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCAMLR), para la toma de decisiones que incorporen datos científicos y que reúne representantes de los diferentes países en relación a la conservación de la diversidad antártica. También trabajarán con el abogado Luis Valentín, experto en el estudio de ley y tratados internacionales antárticos.

Colaboraciones Internacionales

El Centro cuenta con un grupo de investigadoras e investigadores interdisciplinarios y de diversos orígenes. Además, sostendrán colaboraciones internacionales con muchos países, entre ellas, aquellas naciones que cuentan con territorios subantárticos para la recolección de muestras y datos.

“Es maravilloso trabajar con investigadores de distintos puntos del mundo que tienen objetivos en común, principalmente conservar el territorio antártico y subantártico, y que continúe siendo un espacio fértil para el desarrollo de la ciencia. Se aprende mucho ya que es un mundo diferente donde, en un par de pasos, entras a territorio ruso con excelente disposición para colaborar. Ahí Chile es reconocido por la buena calidad de la ciencia que hace”, destaca la académica.

En algunos países, como el Reino Unido y Noruega, existen institutos de investigación dedicados a la Antártica, mientras que otros, como Estados Unidos y Francia, ofrecen la alternativa de realizar proyectos en dicho territorio. El Instituto Milenio BASE permitirá coordinar el trabajo con estos diferentes actores, incorporando en su propio equipo profesionales chilenos, brasileños, como es el caso de Juliana, y franceses, como es el caso de Elie Poulin, su director.

 “El desafío a largo plazo es integrar todos estos datos de las diferentes disciplinas. Para ello, quereos generar modelos de distribución de especies, tanto nativas como las potenciales invasoras, uniendo todos los datos que generamos de genomas, fisiología, condiciones ambientales y distribución actual e histórica, con lo que podremos construir esos modelos que predicen qué pasará con las especies ante el cambio climático, por ejemplo, cuáles serán las más afectadas. A partir de esta evidencia, y con el conocimiento legal, podremos llevar la evidencia a las reuniones internacionales y empujar leyes que generen cambios para proteger la biodiversidad”

El rol de las mujeres en la Antártica

El 40% del equipo de BASE es conformado por mujeres, una decisión que no es casualidad. “Es muy importante porque es parte de los objetivos del proyecto construir capital humano avanzado para la ciencia antártica del futuro, y en este proyecto, las investigadoras principales, podremos compartir experiencias sobre la discriminación y dificultades que hemos vivido sólo por ser mujeres, y cómo hemos crecido pese a ellas. Desde el proyecto, trabajaremos para cambiar esto”, destaca Juliana.

Como una primera medida, el equipo de BASE contará con la participación de investigadoras de pre y postgrado que trabajaron en el Anillo y que se perfilan como las próximas líderes en su área. Por lo mismo, tienen por objetivo cambiar algunas políticas en las comisiones de selección e incorporar la equidad de género para entregar oportunidades laborales a dichas investigadoras.

Además, Juliana es la primera en abrir las puertas a estudiantes de pre, postgrado y postdoctorados para sumarse al proyecto a través de sus tesis con apoyo financiero proveniente del mismo BASE, como del Fondecyt que dirige y de un proyecto antártico con INACH.