Muy recientemente, de manera independiente, autoridades del sector público y representantes del sector privado han postulado la transformación o, quizás mejor dicho, la identificación de Chile como una potencia alimentaria mundial, un país que ejerce un liderazgo en la provisión de alimentos. La semántica o el concepto implican que Chile esté presente en los mercados más exigentes del mundo con alimentos de la más alta calidad, seguridad y valor, producidos de una manera sustentable.