Desde hace años, los chilenos afirman que su fruta es la más rica y dulce del mundo. El slogan es reconocido como cierto, pero aún permanecen algunos problemas y retos que resolver.
Las fortalezas que se tienen como país productor de fruta son claras: Existir en esta geografía y con este clima. Y contar con la calidad profesional y la agresividad del sector privado. Hay, además, políticas estatales que colaboran, como la labor del Servicio Nacional Ganadero (SAG) y los beneficios de la Corporación de Fomento y la Producción (Corfo) para que los agricultores viajen y conozcan otras formas de hacer negocios.