La coyuntura actual de la agroexportación es de crisis. El tipo de cambio bajo, los problemas energéticos, la escasez de agua y de mano de obra, además de las exigencias de los trabajadores del rubro, generan un panorama poco auspicioso. Existe la incertidumbre de si estas dificultades llegaron para quedarse o se irán desvaneciendo. De eso depende evaluar las alternativas de solución o, al menos, de adaptación de los recursos ante este cambio que está surgiendo en el modelo de negocio.