Lechugas en el desierto de Atacama: Proyecto UC utiliza agua de niebla y energía solar
La iniciativa se enmarca dentro del rol púbico UC, ya que se entrega una solución tecnológica a una comunidad con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas.
Poder cultivar lechugas hidropónicas en el Desierto de Atacama es lo que busca el proyecto liderado por Francisco Albornoz, profesor de la Facultad de Agronomía y Sistemas UC e investigador del Centro UC Desierto de Atacama.
La iniciativa trabaja sobre la base de atrapanieblas -estructuras de madera y mallas-, instaladas a una altura entre los 700 y 800 metros sobre el nivel del mar en la Cordillera de la Costa y a una distancia de hasta 4 kilómetros del borde costero. Se estima que cada atrapaniebla entrega alrededor de 100 litros de agua al día.
"El factor limitante en el desierto obviamente es el agua. Y con esta iniciativa validamos que con agua de niebla se puede hacer un cultivo de forma sustentable y masiva, que no quede en un experimento localizado, sino que a medida que va aumentando la superficie de atrapanieblas, podemos ir aumentando también la productividad y la producción", detalló Albornoz.
Los cultivos de lechugas se instalan bajo invernaderos, los que permiten controlar el clima y asegurar la producción continua durante todo el año. Dichos invernaderos se fabrican con estructuras de madera y se cubren con polietileno flexible, mientras que para la ventilación se utiliza el viento de las zonas costeras. Al interior de los invernaderos se utilizan sistemas de cultivo hidropónicos, los que permiten maximizar la eficiencia en el uso del agua y acelerar el crecimiento de los cultivos. Estos sistemas utilizan bombas para la aireación necesaria en la zona de raíces. Para su funcionamiento se utiliza energía solar, la que se es producida por paneles fotovoltaicos.
"La importancia de este proyecto es que confirma la posibilidad de hacer producción local de hortalizas, para satisfacer la demanda y no depender de la importación desde otras regiones del país o desde otros países", comentó el investigador.
Actualmente existen 12 atrapanieblas. Cada uno captura cerca de 100 litros al día, los que son llevados por unos colectores hasta el vivero. Ahí existen diez mesas de cultivo, las cuales funcionan como piscinas, en las que se instalaron planchas de plumavit donde se insertaron almácigos de lechuga, los que consumen el agua de niebla. A esta se le añade fertilizantes y minerales. El proyecto también permitió instalar unas bombas, alimentadas con energía solar producida por paneles fotovoltaicos, que entregan oxígeno a las piscinas, aireando la zona de las raíces.
En esa línea, Albornoz, asegura que "esta es una producción local hecha por gente de la localidad, para satisfacer su demanda, o sea, ellos deciden qué cultivar. Nosotros les estamos mostrando los recursos disponibles".
Para María Angélica Fellenberg, Decana de la Facultad de Agronomía y Sistemas Naturales UC, este proyecto es algo tremendamente importante y significativo, porque "los conocimientos, la información que generamos, sirve para todo nuestro país y también para afuera. El estar acá dando una solución o posibles soluciones tecnológicas a una comunidad que está a muchísimos kilómetros de Santiago es muy significativo". Agregó que "esto está relacionado con el rol público de la UC. Nuestro rol no es solamente generar conocimiento, sino que ojalá este conocimiento llegue a mejorar la calidad de vida de las personas".