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Columna de opinión: ¿Afecta el cambio climático a la calidad del vino chileno?

Emerson Núñez - opinión web*Por Emerson Andrés Núñez Ferrada,
Doctorante de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal UC

*Columna de opinión desarrollada en el marco del curso "Comunicación de la Ciencia" impartido por la Dirección de Investigación y Postgrado.

Siempre que hablamos de íconos emblemáticos que nos destacan como país y sin duda pensamos en el vino. Chile es un importante productor de vino en el mundo y se encuentra en una posición privilegiada por su diversidad de climas y suelos. El cambio climático, sin embargo, no ha hecho una excepción con la industria vitivinícola chilena y su impacto hoy genera grandes desafíos para los productores.

A nivel mundial, la escasez en lluvias y las alzas en la temperatura han impactado grandes regiones vitivinícolas como Australia, que se ha visto afectada su producción por los cambios en la velocidad de maduración de sus uvas y, por consiguiente, en los niveles de acidez y azúcares, adelantando la cosecha y afectando la logística e infraestructura.

En Sudáfrica, las dos principales regiones productoras de uva (Cabo norte y occidental), en tanto, ya han experimentado un aumento gradual de las temperaturas y una disminución de las precipitaciones, causando daños por quemaduras solares, heladas y granizo, aumento de plagas, enfermedades y estrés en las plantas. Todas estas condiciones afectan el desarrollo y el rendimiento de las vides, lo que, a su vez, afecta el color, la consistencia y el sabor del vino.

El caso de Chile, todas cifras que solo hablan de la importancia a nivel de la economía nacional, de la industria vitivinícola en el país. El Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) publicó en diciembre el Catastro Vitícola Nacional 2021, que indica que la superficie de vides para vinificación alcanzó 130.086,17 hectáreas. De ellas, el 73,8% del viñedo corresponde a cepajes tintos, y 26,2% a cepajes blancos, representados mayoritariamente por la cepa cabernet Sauvignon. Mientras que el informe de Existencias de Vino, de la misma entidad, publica que los volúmenes de vinos presentes en bodega al 31 de diciembre de 2022 ¬–excluido el vino para pisco–, aumentaron en un 9,7%, alcanzando los 1.416.554 millones de litros respecto al año anterior.

¿Entonces impactará el cambio climático al vino chileno? Todo indica que sí. Chile ha experimentado un aumento en la temperatura, en conjunto con la disminución en la cantidad de precipitaciones en algunas regiones vinícolas, lo que ha provocado temporadas largas de sequías. Los productores, actualmente, están utilizando técnicas de riego para mantener sus viñedos con suficiente humedad, pero el aumento en los costos de agua y energía, está impactando negativamente en su rentabilidad.

Entre los efectos que se pueden encontrar está una mayor salinidad en el agua, generando problemas de crecimiento en los viñedos y en las posteriores características organolépticas – percibidas por nuestros sentidos, y representadas, por ejemplo, por el color, la fragancia y el sabor, que activan respectivamente la vista, el olfato y el gusto – de los vinos.

Por otro lado, la variabilidad climática puede tener efectos perjudiciales en la producción de alimentos y bebidas. Durante la última Expo Chile Agrícola (octubre 2022), expertos señalaron que el cambio climático modificará los años de trabajo en los cultivos y viñedos chilenos, lo que puede propiciar un vino con más alcohol, acidez y menor color, disminuyendo por lo tanto su calidad.

La Universidad de California – Davis, en tanto, al encontrar una relación directa entre la sequía, la salinidad del suelo y la salinidad del agua, ha propuesto elevar los niveles de muestreo para mantener un control permanente de los posibles cambios en la producción que este desafío climático entrega.

Una de las formas de anticipar el avance de estos eventos, es ir estudiando el manejo de los viñedos, como la época de poda y maduración de la uva, e incluso comenzar a buscar zonas geográficas más frescas, en vías de un menor riego. “Los vinos se están moviendo hacia el sur, bien al sur. Por ejemplo, en la región de Los Ríos o incluso en Chiloé se está tratando de hacer vino, como una forma de anticipar el cambio que viene”, comenta Alejandro Cáceres, enólogo y académico de la PUCV.

La producción de vino a lo largo de su historia ha presentado capacidad de adaptación permanente a los constantes cambios. Por ejemplo, que los productores de vino esten utilizando técnicas de irrigación más eficientes y resistentes a la sequía, plantando variedades de uva más resistentes al calor y a la sequía, y ajustando las prácticas de cultivo para mejorar la resistencia de las vides a los fenómenos climáticos extremos. También se están utilizando tecnologías para monitorear y predecir el clima y las condiciones del suelo, lo que ayuda a los productores a tomar decisiones informadas sobre cuándo regar, fertilizar y cosechar las uvas. Además, se están implementando prácticas de viticultura sostenible para reducir la huella de carbono de la producción de vino y minimizar el impacto del cambio climático en las regiones vinícolas.

Es importante cuidar la sostenibilidad de este emblema chileno, considerado además, uno de los más exitosos en los productos de exportación del país. De acuerdo a la Oficina de y Políticas Agrarias, (Odepa), de enero a marzo de 2023, las exportaciones totales de vino alcanzaron a 170,1 millones de litros, por un total de USD 359, 6% millones FOB. Por lo tanto, hablamos de una industria que debe trabajar para adaptarse a los cambios climáticos que están sucediendo y lo que están por suceder.

Concientizar sobre el impacto del cambio climático es una tarea de todos en Chile y, para la industria vitivinícola no solo mitigar los efectos y adaptarse a un clima que cambia, sino también acompañar estos cambios con prácticas agrícolas más amigables con el medio ambiente. Se trata de desafíos y oportunidades para mantener la gran calidad de vino por el cual nos destacamos en el país y en el mundo.

 

Corredores biológicos para Ñuble: El proyecto UC que busca expandir el bosque nativo junto a cuatro liceos agrícolas

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Tras una seguidilla lamentable de siniestros que han afectado a la región los últimos años, la Pontificia Universidad Católica de Chile junto al Gobierno Regional de Ñuble se han unido en la “Viveración de nativos para corredores biológicos”, una iniciativa financiada por el Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) que busca conservar y multiplicar la biodiversidad local y hacer frente a escenarios que aquejan la región, tales como incendios, desertificación y desplazamiento de suelo.

A cargo de los académicos Luis Gustavo Díaz y Pablo Becerra, de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la UC, y su tutores, son cuatro los liceos beneficiados con el proyecto, siendo estos el Liceo Agrícola de Chillán, Liceo Arturo Prat de Ninhue, Liceo Carlos Montané de Quirihue y Liceo Puente Ñuble. Establecimiento que ya comenzaron sus actividades con la recolección de semillas nativas en el Predio Ecológico “Los Quillayes”, bosque nativo esclerófilo único del secano costero interior de Ñuble.

Pablo Becerra, académico a cargo y parte del Departamento de Ecosistemas y Medio Ambiente UC, señala que con este proyecto “se busca proporcionar conocimiento y generar interés en la producción de plantas de especies nativas para su comercialización por parte de escuelas agrícolas o rurales de Ñuble (...) para lograr difundir el valor y gran potencial de uso de las especies nativas en escolares y agricultores de esta región”

Por su parte, Misael Vásquez, profesor de Ciencias Naturales y Ecología, y dueño del predio asegura que: “(Este proyecto) es buenísimo, es lo que queremos en el lugar. Los estudiantes están con el interés de hacer crecer el bosque nativo y expandirlo (...) a los chicos les gusta, saben que esto puede ayudar a evitar la erosión y mantener las aguas de la zona”, dice.

 

Cooperación interuniversidades

De la mano de “Terra Viva”, equipo de ingenieras forestales de la Universidad de Chile, los estudiantes de tercero y cuarto medio han tenido la posibilidad de “hacer propia la iniciativa” y obtener las herramientas necesarias para una viveración autónoma y exitosa una vez el proyecto termine sus plazos.

“Para nosotras como Terra Viva ha sido una experiencia muy gratificante, ya que a través de este proyecto hemos podido transmitir los conocimientos adquiridos durante años de trabajo en viverización a los niños de los distintos liceos de Ñuble (...) Se ve que existe un interés colectivo por incluir las especies nativas a su hábitat y poder obtener corredores biológicos en la región”, señala Romina Reyes, Ingeniera Forestal de la Universidad de Chile y parte del equipo de Terra Viva.

El proyecto, en paralelo a lo educativo, se encuentra con todas sus actividades activas de construcción para los viveros de los cuatro establecimientos.Además de esta etapa, se considera la implementación de talleres sobre compostaje, identificación y plantación de especies, crowdfunding, entre otros.

Por otra parte, respecto a los avances que se esperan, Luis Gustavo Díaz, quien también está a cargo del proyecto y representa al Departamento de Economía Agraria UC, señala que “esperamos que la transferencia de tecnología quede en la región (...) que, una vez terminado el financiamiento, los liceos sigan produciendo plantas autóctonas necesarias para la región y se cree un sistema virtuoso de mercado de plantas nativas para la agricultura de Ñuble, que ha sido tan afectada por la desertificación y los incendios forestales”.

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A pesar de que “Viveración de nativos para corredores biológicos” cuenta con grandes avances en Ñuble, tanto educativos como de intervención para los viveros, tiene planeado seguir concretando actividades junto a los liceos técnico-agrícola hasta el próximo año. Paula Urbina, coordinadora del proyecto señala que “nosotros estamos comprometidos a seguir creando instancias para la restauración de ecosistemas nativos y fortalecer los programas educativos, para no solo restaurar, sino que también dar paso a que los estudiantes puedan seguir haciendo esto en el futuro, de manera autónoma”.

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